Terminaba el partido del viernes y mientras recogía los balones y los petos miraba hacia mi izquierda. Era precioso lo que estaba viendo. Los chicos de 1º enseñaban sus cromos con una tremenda cara de ilusión a sus familias, que esperaban fuera del campo. Era imposible no emocionarse.
Este partido fue desigual por la edad y la estatura, nuestros chicos son físicamente más grandes y llevan un año jugando en las competiciones de los juegos deportivos municipales. La experiencia es un grado dicen..
Y en lo futbolístico en estos casos es difícil poder sacar conclusiones cuando se gana y cuando se es tan superior. Pero también sirve para que los chicos reflexionen sobre ciertos aspectos.
¡Son muy malos! o alguna risa por cosas que hacía el otro equipo. Y de todo se puede sacar algo bueno. Ahí les recordaba que hace no mucho nosotros estábamos en esa situación y no nos gusta que nos digan eso, sobre todo porque estamos aprendiendo.
Aún así volvieron a demostrar sus buenos valores y entendieron por qué debían tocar todos la bola antes de ir hacia su portero. Por cierto, vaya partidazo increíble que hizo.
Y continuamos con la excusa del fútbol para poner un granito de arena en su educación, para seguir creciendo en los bonitos valores que tiene el deporte y poder ver su cara de felicidad cada viernes.
Seguimos disfrutando y seguimos aprendiendo.
Gracias por vuestro cariño familias.
La próxima semana más y mejor.
Un abrazo pequeños, os quiero mucho.
Ramón.