El pasado viernes 9 de mayo nos concentramos una vez más en el campo de La Mina para disputar lo que terminaría siendo un maravilloso encuentro entre dos buenos equipos.
El partido comenzó cuesta arriba, pero rápidamente nuestros impresionantes futbolistas le dieron la vuelta a la tortilla. Con Alejandro en portería, el equipo se sentía más que seguro. Sus paradas, con un valor incalculable, sirvieron al conjunto para no desmotivarse e iniciar la remontada. De cierre comenzó el gran Sergio. Sus cortes tajantes al flujo atacante del rival les causó desesperación y prisas, por lo que nuestro jugador aprovechó para internarse en el ataque y marcar un golazo.
Arriba, nada más y nada menos que un poderoso tridente para meter miedo a la defensa contraria. El trío Alejandro-Bosco-Yeider no paraba de atacar. Acción tras acción conseguían generar cada vez más peligro, y el gol estaba al caer. Así fue, Yeider se colocó el peto de goleador y no marco ni uno ni dos, si no tres goles que sirvieron para darle la vuelta al marcador y acariciar la victoria con la yema de los dedos. Bosco no cesó en su obsesión con el gol, y estuvo literalmente a nada de anotar en más de una ocasión.
Alejandro se atrevió ocasión tras ocasión y consiguió el premio de un gol que nos supo a auténtica gloria. Franco realizó un sólido partido. Cada jugada dio lo mejor de sí mismo para ayudar al equipo a lograr su objetivo, y su trabajo no fue en vano. Zaid salió para darlo todo en la cancha, y cumplió con las expectativas que el míster puso sobre él. Realizó un encuentro muy equilibrado en ambos extremos de la cancha y su esfuerzo fue reconocido por la afición y por el cuerpo técnico.
El partido fue un claro ejemplo de porque aunque algunas cosas comiencen peor de lo esperado, lo realmente importante es cómo terminan, no como comienzan, por eso no hay que rendirse hasta el pitido final del árbitro.