Este fin de semana vivimos un partido de esos que se disfrutan por dentro y por fuera. Por lo que se vio en la pista y, sobre todo, por lo que se sintió. Desde el primer minuto, el equipo salió con confianza, sabiendo a lo que quería jugar: tocando el balón con criterio, buscando apoyos y presionando con intensidad. Las primeras llegadas fueron nuestras, y todo hacía pensar que podríamos ponernos por delante… pero el fútbol, como tantas veces, nos sorprendió. Un pequeño despiste, un golpe de realidad, y el rival fue quien golpeó primero.

Ese gol nos descolocó por unos momentos, pero solo fue eso: un momento. Porque Ana, que estaba bajo palos en ese instante, reaccionó inmediatamente. Atajó un disparo complicado y, sin pensárselo dos veces, puso en marcha una jugada que quedará en el recuerdo. Jorge, que estaba capitaneando al equipo, estuvo atento y listo. Midió a la perfección el pase largo y soltó una volea espectacular que nos devolvió la alegría. Golazo. Y lo más importante: el equipo volvió a creer.

A partir de ahí, recuperamos el control y la confianza. Asier, con un toque de espuela de esos que no se ven todos los días, firmó otro gol precioso tras un gran pase de Jorge. La primera parte fue un ejemplo de cómo levantarse, cómo recomponerse y volver a mirar al frente.

En la segunda mitad, el rival volvió con energía y nos igualó el marcador. Pero en lugar de venirse abajo, los nuestros sacaron garra. Alejandro fue un ejemplo de lucha en el campo, presionando, recuperando y culminando una jugada con otro tanto merecido. Poco después, Asier y José firmaron una gran combinación que terminó con un gol trabajado y muy bien ejecutado. José, además del gol y de su trabajo en ataque, estuvo muy solidario en defensa. El equipo no se conformaba, quería más.

Nico volvió a demostrar su maestría e inteligencia en defensa, sumándose al ataque con valentía y dejando su firma en el marcador. Leonor dio una lección de posicionamiento y criterio con el balón, abriendo huecos en el campo y permitiendo una buena salida de este. Yansel fue incansable en la lucha por cada balón dividido, evitando el progreso del rival y moviendo el esférico rápidamente tras recuperarlo.

Ana y Raúl, ya fuera en portería o como jugadores de campo, mostraron un compromiso y una entrega de diez. Se turnaron en la portería y dieron muchísimo al equipo. Ambos mantuvieron al equipo dentro del partido haciendo paradas en momentos clave y, de jugadores de campo, fueron dos luchadores que no dieron una oportunidad por perdida y ayudaron mucho en los contraataques. Raquel, como siempre, fue una referencia arriba, recibiendo, girando y creando opciones cuando parecía que no había espacio. No había manera de quitarle el balón.

El tramo final del partido se jugó con la sensación de que el equipo había hecho los deberes. Con calma, cabeza y un gran compañerismo en cada acción. Fue un encuentro completo: goles, esfuerzo, compañerismo y, sobre todo, una muestra clara de lo mucho que ha crecido este equipo.

Cada jugador y jugadora demostró no solo habilidades deportivas, sino una madurez admirable al afrontar los retos del partido. Porque no solo se juega con los pies, también con el corazón y la cabeza. Y eso, hoy, lo hicisteis de maravilla. ¡Enhorabuena equipo!

Muchas gracias a todos los participantes (Ana, Nico, Yansel, Leonor, Asier, Jorge Del Castillo, José, Raquel, Raúl y Alejandro), al equipo rival, al árbitro y a los acompañantes por hacer posible tan magnífica mañana de fútbol.

Un saludo y esperamos veros en la próxima.